A las 5 nos levantamos. Todo ha quedado preparado de ayer. Desayuno café con leche, bollos, mantequilla y mermelada. Los termos ya están listos llenos con té.
Nuestro dopaje particular |
A 3900 m nos bajamos del coche, son las 7:00 h. Aquí comenzamos a caminar. Primero el camino es tendido, a pesar de esto no sé qué me pasa, pero me quedo rezagada, siento que los gemelos me flaquean. Como se dice en el argot ciclista voy haciendo la goma, estoy por quedarme amatojada tomando el sol ... El día está totalmente despejado y con una mirada atrás divisamos el Corazón, un pico precioso que no está dentro de nuestro programa.
Se hace una parada justo antes de que comencemos la dura pendiente y Rodrigo pone a Oso al frente del grupo. Despacio, pero sin pausa. Me voy sintiendo mejor. Pepe e Inés han quitado peso de mi mochila: agua y comida respectivamente. A mitad de ladera se hace otra parada, como un plátano y bebo té con limón que me ofrece María. El cuerpo va respondiendo.
Illinizas al fondo |
El Corazón |
Llegamos a un punto donde los guías nos indican que podemos dejar las mochilas en las rocas existe nieve enganchada. El camino es precioso.
Últimas trepadas y arriba ya se oyen gritos. El primer grupo ya ha hecho cumbre. Llegamos a 5 metros de la cima y nos detenemos, tenemos que esperar que bajen los primeros, la cumbre es muy pequeña y no cabemos todos en ella. Ya nos toca. ¡Hemos llegado! Se desbordan las emociones, a todos se nos llenan los ojos de agua ¡Qué gran día! Hemos subido los 17 y, por fin, Inti ha aparecido para presidir nuestro primer cinco mil.
Illinizas Norte 5126 m |
Deshacemos el camino andado hasta llegar a la piedra a unos 200 de la cumbre. Nos detenemos a comer ¡hoy todo nos sabe bien! Las emociones son tantas que hasta hay quien se arranca a entonar encaramado a una piedra:
No madrugaría tanto - si el sol fuera jornalero
No madrugaría tanto, que andaría más ligero...
Disfrutando del momento |
A partir de aquí la bajada es tranquila, existe una zona de tierra fina donde podemos correr igual que los pedreros de Picos. Justo enfrente, majestuoso, tenemos el Cotopatxi, nuestro próximo objetivo, eso sí, en todo el día no hemos podido verlo sin el sombrero de nubes en su cumbre que ya empieza a ser característico.
Cuando llegamos al parqueadero ya nos esperan los 4x4. Además de nosotros andan por la zona nuestros conocidos franceses. En mi vehículo bajamos Patri, Inés, el Águila y Oso más dos señoras francesas que han aprovechado la situación para recortar su excursión.
Ya en el Chaupi nos dejan utilizar las duchas y antes de irnos nos sirven el almuerzo: sopa de acelgas, pollo con patatas, lechuga y aguacate. Definitivamente está siendo un día excepcional.
Vladimir, adiós. Adios, Salomé. Adiós a La Llovizna. ¡Nunca os olvidaremos!
Vladimir, adiós. Adios, Salomé. Adiós a La Llovizna. ¡Nunca os olvidaremos!
De vuelta a la Panamericana, de fondo el Cotopatxi. En el bus no se pierde el tiempo, los crampones de Paco ya tienen antiboot antes de llegar a la Quinta Colorá.
Distribución de habitaciones. Todas están dotadas de chimenea con un fuego precioso. A las ocho a cenar con canelazo incluido. Pequeña tertulia y a domir.
La Quinta Colorá |
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