Un día, por casualidad, me enteré de la existencia de esta recóndita canalización a través de unas fotos. Un canal de agua construido a principios del siglo XX con los medios de la época con la finalidad de la obtención de energía eléctrica. Imágenes para un sorprendente recorrido en la vertiente cántabra de Picos y que, desde entonces, se encontraba en mi lista de pendientes. En esta ocasión compartiré excursión con el Torrecerredo, club que me enseñó los señeros lugares Picos de Europa y fuente de buenos amigos. Los inagotables Picos, esos que todavía siguen sorprendiéndome con sus impactantes rincones ...
Partimos del Jitu Escarandi, con una temperatura que en nada se corresponde a la época en la que nos encontramos. Comenzamos caminando por una pista que abandonamos pronto, para comenzar un prolongado descenso, hasta el fondo del valle donde topetamos con el río Sobra que cruzamos fácilmente por un puente de piedra. Caminamos ahora por la senda de Traslapeña hasta llegar a un colladín donde se decide para a reponer fuerzas y ahora ¿dónde miro? En contra de lo que suele ser habitual, nuestras miradas se fijan en el fondo del valle. Desde donde nos encontramos nuestra vista no alcanza a ver éste, pero sí se intuye el trazo de una línea que serpentea pegada a la peña, sin duda la canalización de agua del río Urdón, el motivo de nuestra presencia por estos lares.
Acometemos ahora un fuerte bajada que incluye una escalara tallada en la piedra y que termina con el sonido ensordecedor de la gran cantidad de agua que cae desenfrenada del rebosadero de la Bardina del Nacimiento. El camino bordea el cauce del río del que nos separa gran cantidad de apabullante vegetación, pareciera que estuviésemos en mitad de la jungla en lugar de a pocas horas de casa ... Cruzaremos este tremendo caudal desbocado por un puente desde el que apreciamos, aún más, la fuerza del agua.
Dejamos atrás las cascadas por un estrecho sendero en subida y, por fin, se produce nuestro primer encuentro con la canal de Reñinuevo. El canal tiene en el lateral que no está pegado a la peña un muro de contención de un medio metro de ancho y será éste sobre el que caminaremos siguiendo el camino de la corriente. ¡Vamos Cerreos!
Tranquilo caminar, con cuidado, pero sin un sentimiento de peligro, hasta que ... ¿quién se ha llevado la barandilla? Es increíble el poder de la mente, porque físicamente nuestra plataforma de apoyo tiene la misma anchura. Con un poco más precaución seguimos sin problemas y ... ¿qué pasa aquí? ¿El más difícil todavía? El muro de contención ya parece una barra de equilibrio ... Está todo previsto, esquivamos este escollo desviándonos del canal por un angosto sendero. Comienzo a comprender en qué consiste la ruta: un acercamiento al borde del canal cuanto éste lo permite y un "buscarnos" la vida por estrechos caminos en un sube-baja constante y rompepiernas.
De este modo discurrirán las siguientes horas: pasando por sedos al abismo, duchas imprevistas caídas de la peña, exuberante vegetación de una primavera a reventar y, por supuesto, ruptura de la quietud del lugar un nuestras continuas risas y parloteos. Cuando ya nos estábamos acostumbrados este deambular aparece el Corredor de Matallana: una pasarela de hormigón colgada al precipicio con una protección lateral bastante precaria ...
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Corredor de Matallana |
No acabamos de recuperarnos cuando nos toca internarnos en un pequeño túnel escavado en la roca. Caminamos por unas planchas metálicas, bajo nuestros pies las aguas del canal que percibimos perfectamente entre los huecos que dejan travesaños laterales de nuestra pasarela, al frente la negrura y sobre nosotros el techo se sospecha cercano. Cuando por fin salimos a la luz retomamos los caminos a los que ya nos estamos acostumbrando. Finalmente llegamos a la caseta desde la que parte la tubería vertical para proporcionar el necesario salto de agua para generar la energía necesaria para mover las turbinas de la Central de Urdón, punto final de nuestra aventura y de esta auténtica obra de ingeniería.
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Central de Urdón |