Cuenta la leyenda que en las entrañas del concejo de Piloña el mismo Bencebú depositó una roca de dimensiones colosales. De este modo su inconfundible marca se quedó para siempre en ese lugar. Con los termómetros en negativo comenzamos a caminar partiendo del pueblo del Pedrosu, dispuestos a profanar dominios del Príncipe de las Tinieblas, decididos a hacer nuestro tan preciado botín fuera cual fuese el precio a pagar ...
Caminamos por un buen camino paralelo al arroyo de la La Felguerina que nos hace ascender lentamente para desviarnos hacia la izquierda en el primer cruce de caminos animados por la inequívoca señal que nos indica la dirección a seguir . Estamos aún en la umbría y la fuerte helada nocturna se hace sentir. Para cuando llegamos a la majada Pereda los rayos solares ya nos iluminan transmitiéndonos una sensación de bienestar.
El buen camino que traemos poco a poco se va difuminando, sin embargo el terreno es sencillo y salvamos la pendiente que nos resta para llegar al Colláu Niañu cómodamente. Una vez aquí nuestra vista se expande teniendo como telón de fondo las nevadas moles calcáreas de los Picos. Decidimos acometer la subida al pico a media ladera lo que nos lleva a vernos atrapados en un caos de escobas: naturales en un inicio y carbonizadas después. Arriba ya podemos distinguir el gran morrillo diabólico y un poco más abajo varios rebecos que escapan asustados a nuestro paso.
Llegamos a la base de la gran piedra: mullido tapiz al resguardo del viento. Sin duda éste será el nuestro comedor en el día de hoy, pero antes tenemos alguna cuenta que saldar. Ni las famosas marcas del costillar del maligno son capaces de amilanarnos y con una pequeña trepada nos hacemos con nuestro preciado trofeo.
Con la sonrisa ya a flor de piel posteriormente alcanzaremos las dos elevaciones que se encuentran a cada lado del collado en el que nos encontramos: el Piedra y el Niañu cuyo nombre parece que es una derivación lugareña de la palabra diañu. A partir de aquí descenderemos, directa y nuevamente, al colláu del Niañu.
En pos de una ruta circular volvemos a salvar la pendiente que nos separa para llegar a Peñas Bravas. La luz del Sol nos alcanza ya de forma oblicua y amenaza con esconderse rauda tras las vecinos cordales. Ya en sombra recorreremos el buen camino que dista entre el Colláu Andolléu al pueblo del Pedrosu.
Una salida que nos recuerda que somos los dueños de nuestros miedos, que sólo nosotros somos los escribanos de nuestro destino en el que, incluso, podemos burlarnos del mismo diablo.
Pereda |
Peñón del Diablo |
Piedra, Diente, Niañu y Colláu del Niañu |
Desde Peña Bravas |
Elena, mándame un email a: cfuente at telefonica punto net. No he localizado tu contacto por ningún otro sitio. Gracias.
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