Caniellas |
Al volver a cambiar de vertiente para bajar a la cabecera del Regueru del Rebollaz nos volvemos a encontrar frente a frente con nuestro objetivo ... continúa el embrujo. Pequeño descenso a media ladera por un angosto sendero entre acebos y escobas para encarar ya una dura pendiente hasta la Collada Chana justo en la base de nuestra aspiración. Tan sólo nos separan 300 metros del codiciado vértice geodésico que tanto ansiamos conquistar.
Emprendemos la ascensión por una zona pelada, en principio, que poco a poco da paso a un lío de escobas que con la altura intentan esconderse sobre un lecho de nieve. El embrujo al que nos tiene sometidos esta montaña nos hace olvidar lo complejo de la progresión.
Desde la falda de Caniellas |
Ya divisamos el vértice al fondo apostado sobre una espesa rimaya que nos preocupa en un terreno rocoso. Al llegar a la arista cimera sorteamos la gran capa de nieve por la otra vertiente sin mayores problemas y ¡deleite para los sentidos!