03 enero 2013

30 diciembre 2012: Tiatordos

El 2012 toca a su fin. Un año marcado por macrocifras económicas que apabullan y en el que el monte es sinónimo de sosiego. Vamos a por la última excursión del mismo: un "paseo" al Tiatordos desde Pendones (Caso). Un destino gestado a última hora fruto de la improvisación. Una meta que tiene el regusto de ser una cumbre mítica dentro de la orografía asturiana y suponer una nueva conquista para parte del grupo.

Bajo un cielo raso comenzamos a caminar enzarzados en un parloteo incesante colmado de ironía y ambiente navideño.  Pronto abandonamos la pista que cogimos en el mismo pueblo casín para caminar por empinados senderos que nos hacen ascender, paso a paso y  risa a risa, abocándonos, casi sin darnos cuenta, en la angosta Foz del Palombar por la que progresamos entre piedras hasta llegar a la Majada del Pláganu donde existe una fuente en la que es imposible abastecerse. Continuamos, pues nuestra mirada está hoy más arriba. Cruzamos una zona de escobas y pasamos justo al borde de unos tiazos de acebos. Hoy aprenderé que las bolas en las Naturaleza las llevan las hembras, lo del género humano parece ser que supone la excepción ... Ni una hoja en los árboles caducos y la nieve, aunque escasa, hace su aparición. Indudablemente el invierno está aquí.


Collada de los Acebos
Llegamos por fin a la Majada del Tiatordos ubicada justo en la base de la denominada montaña perfecta. Uno de esos parajes fascinantes que regalan los cordales de Caso. Desde aquí nos desafía el Maciédome. Aceptamos el reto, esa crestería ya se encuentra en nuestra lista de futuros proyectos.

Maciédome
Nos restan 400 metros de fuerte desnivel a la cumbre. Sin prisa, pero sin pausa vamos ganando altura. Cuando llegamos a la arista cimera contemplamos azorados como la impresionante pared nororiental se descuelga vertiginosa durante 500 m hacia el abismo del valle de Ponga. Con solo alzar la vista en el cercano horizonte los siempre sugestivos Picos. El vértice geodésico ya está cerca, nuestro objetivo está a punto de cumplirse, sólo nos separa del mismo unos pasos sobre una nieve dura que nos obliga a pensar cada paso que damos y ... ¡cumbre!

Picos desde el Tiatordos
Día de esos "que hacen afición". Mirada de 360º, borrachera total, embriaguez de endorfinas, éxtasis de montaña y frío, mucho frío.


Descendiendo de la cumbre
La comida tenemos que posponerla hasta descender, de nuevo, hasta la Majada del Tiatordos debido al gélido ambiente de la cumbre. Finalmente degustamos unos deliciosos dulces caseros navideños bajo un espléndido Sol que nos proporciona una buena temperatura. El extra de azúcar nos da las fuerzas suficientes para completar nuestro recorrido hasta Pendones. ¿Todavía alguien no entiende el porqué de nuestra afición?

Otro año por delante para llenarlo de nuevas crónicas montañeras y vagabundas, otro año para compartir  nuevos proyectos y experiencias con viejos y nuevos compañeros en este tremendo viaje que es vivir.

¡Feliz año vagabundo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario