16 abril 2013

14 de abril 2013: Caniellas

A doce kilómetros de Vega de Rengos por una preciosa carretera de montaña se inicia la ruta de hoy. La última vez que la recorrí el otoño enredaba caprichoso en los bosques tiñéndolos de mil colores y envolviéndolos en una tenue bruma. Hoy, sin embargo, comienzan muy tímidamente a desperezarse de un prolongado letargo preludio de la ya tardía sinfonía primaveral. Gillón es nuestro punto de inicio y la irresistible pirámide de cúspide blanca que se dibuja en el horizonte nuestro máximo anhelo.

Caniellas
Alcanzamos el precioso paraje de las Brañas Altas por buena pista y bordeamos un par de cabañas en perfecto estado hacia la ladera norte que nos llevará a próxima collada. Camino camuflado de blanco, acebos de un verde rabioso bajo un intenso cielo azul. Comienza el hechizo.



Al volver a cambiar de vertiente para bajar a la cabecera del Regueru del Rebollaz nos volvemos a encontrar frente a frente con nuestro objetivo ... continúa el embrujo. Pequeño descenso a media ladera por un angosto sendero entre acebos y escobas para encarar ya una dura pendiente hasta la Collada Chana justo en la base de nuestra aspiración. Tan sólo nos separan 300 metros del codiciado vértice geodésico que tanto ansiamos conquistar.

Emprendemos la ascensión por una zona pelada, en principio, que poco a poco da paso a un lío de escobas que con la altura intentan esconderse sobre un lecho de nieve. El embrujo al que nos tiene sometidos esta montaña nos hace olvidar lo complejo de la progresión. 

Desde la falda de Caniellas
La vegetación se difumina bajo nuestros pies al ganar altura bajo un copioso manto blanco sobre el que queda impresa la pasajera huella símbolo de nuestro esfuerzo.


Ya divisamos el vértice al fondo apostado sobre una espesa rimaya que nos preocupa en un terreno rocoso. Al llegar a la arista cimera sorteamos la gran capa de nieve por la otra vertiente sin mayores problemas y ¡deleite para los sentidos!


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