23 enero 2012

11 agosto 2010 - Conquistando "Cuello de Luna"

A las 12:00 h mi cordada ya está en marcha según lo acordado. Raúl, nuestro guía, abre la marcha. Caminamos sobre lava volcánica por un camino en zig-zag que nos hace ganar altura fácilmente. Primero la noche está estrellada pudiendo, incluso, distinguir las luces de la ciudad de Quito, luego se torna oscura y una fuerte ventisca nos va envolviendo. A unos 5000 metros comienza el glaciar del Cotopatxi. En este punto hay que colocarse los crampones y encordarse. Aquí me quedo, más arriba el tiempo será aún peor y ahora tengo la oportunidad de bajar sin fastidiar a nadie. Esperamos que lleguen otras cordadas. Pepe continua y yo bajo con Javichu y Raúl. ¡Ánimo chicos, mucha suerte! Cuando llegamos al refugio los tres nos tomamos un té a la luz de los frontales en el desierto comedor. Momento mágico de camaradería.

Me acuesto y consigo dormir. Sobre las cinco llega el primer Geco que se ha dado la vuelta a 5300, parece que el vendaval ha ido a más. El resto no han querido renunciar a la gran montaña. Me vuelvo a dormir, despertando al amanecer con la luz. Irrumpe en la habitación otro Geco, aunque más bien diría que frente a frente con el Yeti, pues él y su mochila están cubiertos de hielo. Anuncia que a  5.600 era el tiempo era infernal. Duermo otra vez.

A las 9:00 h llega la primera cordada que ha conseguido hacer cumbre, Miguel, Felipe y Pancho, la capa de hielo que presentan es alucinante.

Miguel y Felipe llegando del Cotopatxi
Una hora más tarde aparecen la cordada de Patri, María y Julio junto con la de Ana, Dani y Sergio. ¡La cordada de las chicas ha triunfado, por si alguien todavía lo dudaba! Todos están extenuados, pero sus ojos brillan. La cumbre se ha cotizado muy cara, parecía que nunca iban a llegar, tras un resalte aparecía otro, la ventisca se volvió intratable, la temperatura hizo que quedasen cubiertos de una capa de hielo considerable y  que sólo pudiesen beber té de los termos pues el agua estaba congelada. La bajada tampoco había sido fácil, el viento soplaba muy fuerte haciendo que se cayeran a cada paso y el cansancio acumulado en la subida se acusaba. Ahora ya nada de todo eso les importaba habían hecho cumbre en el  Cotopaxi a 5.897 m.

María, Ana, Dani y Patri a su llegada al refugio
Todavía quedaban tres cordadas en la montaña. A las 11:30 aparecen otras dos Juanjo e Inés con Oso y Pakitu y Pepe que vienen con el Águila.

Hasta la 13:00 no llegan los tres mosqueteros, en el refugio ya se palpa la preocupación en el ambiente. Un rato antes habían salido a buscarlos Pancho y Raúl. La montaña por la mañana se torna peligrosa ..., al poco les vemos aparecer, ahora sí: ¡los Gecos habían conquistado a Cuello de Luna!





Días después pude comprobar en imágenes la crudeza con la que el volcán perfecto había tratado a este modesto grupo de montañeros llegados de allende los mares. Sin lugar a dudas las pocas instantáneas que pudieron obtenerse antes de que las cámaras hablan por sí mismas ...


Foto de Miguel


Foto de Patricia
CUMBRE   COTOPATXI
Colocamos todo nuestro equipo en la mochila para deshacer el camino de ceniza volcánica y llegar al parqueadero. Allí nos encontramos con Jacinto y, guardando un distancia prudencial, nos observa un zorro andino.

Todos al carro y en un minuto a dormir como bebes. La comida de hoy será en marcha, comida basura, paramos en una hamburguesería de nombre GUS a mitad de camino y nos comemos los manjares en el carro.

Finalmente llegamos a Baños, lugar de residencia de nuestro guía y su familia, para hospedarnos en "La Chimenea". Desde que conocimos a Rodrigo nos vendió las virtudes del su pueblo natal y en honor a la verdad no nos defrauda.


La cena de hoy será en su restaurante de nombre Mercedes donde nos reciben con una sangría que da paso a una sopa de aguacate, pollo relleno rebozado con patata rebozada con queso y ensalada natural. El café lo acompañamos con bizcocho y para finalizar nos sorprenden con  piña colada y saltamontes, aunque hay quien sigue fiel a su cerveza ... 






Los parpados se nos caen, imposible mantener los ojos abiertos. El día ha sido muy intenso, así que todos convenimos irnos a dormir.

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