22 mayo 2012

11 diciembre 2004: Recuerdos del Sagrado Corazón

De Gijón parten cinco peñucos. El nerviosismo está a flor de piel, un cielo estrellado nos acompaña preludio de lo que como dice Serrat puede ser un gran día. Parada en Arenas, el café no se perdona y subida al Jitu Escarandi. Aún el sol no lanza sus rayos hacia nosotros, pero se atisba tras la impresionante silueta del Macondiu a la par que evapora la nieve de la vertiente sur. 


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Macondiu
   

Comenzamos a caminar por la pista que nos llevará hacia el Casetón de Andara, la sonrisa no nos abandona pues hoy se logrará el objetivo marcado. Cuando alcanzamos el Casetón todavía permanece en la sombra y unos asombrosos carámpanos cuelgan de su alero. Proseguimos la ascensión hasta el Collado del Tresmacondiu, el cielo azul contrasta con la claridad que desprende la nieve, las condiciones climatológicas son simplemente inmejorables y la satisfacción se muestra en cada uno de nuestros rostos, no podemos, ni queremos ocultarlo. 

Un pequeño descenso nos interna en las Vegas de Andara cubiertas de un manto blanco totalmente virgen a excepción de una pequeña senda que corta la vega de forma transversal. La recorremos con miedo de hollar fuera de ella, no podemos permitir que nuestros pies estropeen el espectáculo que están viendo nuestros ojos. Según ascendemos al Collado de San Carlos y echamos la vista atrás rebautizamos al pico que nos muestra ahora su asombrosa parte sur: el Makondiu. 

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Vegas de Andara
Al fin alcanzamos el collado, a un lado el Samelar, al otro nuestro objetivo y en frente la Cordillera. Nos calzamos los crampones, innecesarios por otro lado por el buen estado de la nieve, pero a la gente principiante en estas artes nos hace ilusión … 
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Samelar
Llegada a la cumbre, el Santu vestido con una impresionante columna de hielo, mil imágenes que nunca olvidaremos, fotos de rigor y buena charla con un par de montañeros de Mieres y un antiguo compañero de escuela que llega en sus skis.


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Sagrado Corazón
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Tras deleitar nuestros sentidos comenzamos el descenso por la ladera, deshaciendo lo andado y teniendo otra perspectiva de la excursión. 


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Cuando llegamos al coche ya se vuelto a poner frio, dentro de poco anochecerá, última mirada atrás para despedirnos del Makondiu y rumbo al hogar.

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